viernes, 24 de diciembre de 2010

Feliz navidad...

Ya ha llegado la navidad... Ese ambiente tan familiar; este ambiente ambiente que me encanta..
Pero en estas fechas se echan de menos muchas cosas, en especial a ti...
Hace tanto tiempo que no se de ti... intento hablarte, mirarte... pero tú no te dejas ver. En realidad nunca te has dejado ver... y eso nunca lo he podido soportar...
Mi cuerpo se bloqueaba al verte, por eso nunca me salía la voz cuando estaba contigo... Aunque poco a poco he ido recobrándola, recobrando el sentido, la noción del tiempo. Pensando que quizás fue mucho mejor así, con nuestros caminos separados.
Solo espero que seas feliz todos los días, con todos aquellos que te quieren, que estoy segura de que son muchos... Y también espero que nunca dejes de Sonreír, porque, con esa sonrisa tan grande, haces Sonreír a cualquiera...
En estos días intentaré mantener la cabeza bien alto, por si te encuentro en aquel lugar, y es que siempre va a haber un hueco muy grande en mi corazón donde siempre pondrá tu nombre...

...Feliz navidad cielo...

martes, 21 de diciembre de 2010

Te lo prometo

Todavía recuerdo esa Beatriz del pasado. Esa niña tímida, dulce, sonriente, tan callada, tan perdida… y siempre refugiada en su ingenuidad, sin saber lo que pasaba a su alrededor.
Sí, sigues siendo aquella niña, pero con la pequeña gran diferencia de que ahora no eres tan ingenua. Que el paso del tiempo te ha hecho ver que la vida se compone de “lecciones”. Sucesos que te van pasando para que aprendas, para que llegue un día en el que sepas cómo actuar ante situaciones difíciles, situaciones que con dieciséis años te bloqueaban.
A veces piensas que no vale la pena seguir. Que todo es tan duro que no tienes fuerzas para afrontar lo que venga. Te invade un espasmo de insatisfacción y te bloqueas, cuando la única cosa que sabes hacer es llorar, incluso, a veces, no te quedan ni fuerzas para ello.
La vida sigue su curso, el tiempo nunca se detiene. Todo continúa en movimiento y por momentos tú permaneces estática, sin saber qué camino escoger y cómo afrontarlo para seguir adelante. Y entonces ahí es cuando una persona especial te regala una sonrisa y te da su mano para que vayas con ella por el camino correcto. Y te das cuenta de que no estás sola, por mucho que tú creas que lo estás. Porque sí, es cierto: puede que no tengas ciertas personas contigo que desearías, y que no todas sean lo que parezcan ser, pero debes estar orgullosa, porque esas poquitas personas darían por ti lo que fuese, y lo puedes comprobar cada vez que estás mal y ellas están contigo.
Aunque muchas veces desearías estar sola, y es curioso, por que a ti te aterra la soledad. Pero a veces esa es la única forma de aprender, reencontrándote contigo misma.
Y, entonces, vas aprendiendo que no todo es camino de rosas. Que hay pinchos, y flores marchitas. Pero es ahí donde necesitarás de tu coraje y valentía para dejar todo eso atrás, y buscar flores hermosas; no tienen por qué ser Rosas… hay muchas más. Pero para ello deberás ser fuerte. Deberás echarle valor y afrontar lo que venga. Deberás hacerte inmune a todos esos insultos gratuitos, a todos esos ojos envidiosos. Simplemente porque es así, ley de vida, y no puedes llegar ahora tú y cambiar el curso de la vida cuando nadie lo ha cambiado durante tantos millones de años. Porque estoy segura de que hace mucho, mucho tiempo, más allá de la prehistoria, la gente seguía sufriendo de la misma forma que hoy lo haces tú… Así que no temas. Podrás salir adelante igual que todos lo han hecho.
Es cierto que a veces lo único que te apetece es llorar. Y llorar no es nada malo… lo único que te pido es que no gastes tus lágrimas por algo que tendrá fácil solución. Cuídalas y dale importancia a cada una de ellas.
Eso de llorar por alguien nunca me ha parecido muy justo. Porque nadie merece tus lágrimas, y quien las merece no te hará llorar…
Es cierto que perderás gente querida, y esas pérdidas te harán sufrir muchísimo… pero también es cierto que si pierdes a esas personas es porque tu destino no era junto a ellas… Y, entonces, cuando pase el tiempo, te reirás mucho recordando el dolor que sentías por alguien que ya no será más que un lejano recuerdo…
Si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad… Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no regresa, no te pertenecía desde un principio…
Para dejarlo en libertad lo pasarás terriblemente mal, como ya lo has pasado, pero a la larga eso te hará mucho más fuerte.
Recuerdo cuando hace mucho tiempo conociste a aquella persona, tan perfecta… al menos eso creías… y también recuerdo cuando dejaste de verla. Fue duro, muy duro, cómo nadie sabe; sólo yo sé por todo lo que pasaste. Pero mírate ahora… eres mucho más fuerte, ¿no ves?
Tengo que reconocer que te vuelves más débil al pensar en tu pasado. Pero es por ello por lo que debes mirar hacia delante, hacia el futuro. Porque… lo pasado, pisado.
Y además, tienes algo a tu favor: a ti te encantan los nuevos retos; te aburres de la rutina. Aunque también es cierto que te aterran los cambios que tú no eliges, por eso estás tan confusa…
Porque en cuatro años tu vida ha cambiado tanto… quién iba a imaginar que hoy serías la chica que eres ahora… Te has vuelto más seria. Tu mirada se ha vuelto más felina. Y tu corazón se ha vuelto incontrolable. Por eso sientes tanto miedo, porque no controlas tus sentimientos y has llegado al punto de pasarlo mal por un despiste, por un error quizás… aunque nunca podría imaginar que Querer fuese un error, ni que estuviese prohibido… como el Querer que sientes tú hoy, y que sentirás siempre.
Aunque el miedo, en parte, no es malo. Lo malo es que el miedo domine tu vida, porque, entonces, no tendrás vida… sólo miedo. Por tanto, deberás clavarle la mirada al miedo, de tal forma que sea él el que huya de ti. Y te darás cuenta de que nadie nunca podrá contigo, ni cuando dañen profundamente tu corazón… Porque estás aquí para aprender, aprender esas lecciones de las que ya te hablé. Con algunas deberás estudiar mucho, deberás caerte y levantarte cien veces hasta abrir los ojos; con otras, con una simple caída te bastará para remediar tu error, o, al menos, te ayudará a ser más previsible la próxima vez, para que no te frenes y puedas llegar a la meta. A esa meta que está al final de esos escalones de los que te caes una y otra vez.
Por eso te pido una última cosa: Beatriz, prométeme que Jamás te rendirás pase lo que pase, ya que te vuelvo a repetir que no todo en esta vida es bueno. Y, créeme, llegará un día en el que te despiertes y seas la persona más feliz del mundo con quien realmente quieres a tu lado.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Táctica y estrategia

Mi táctica es mirarte, aprender como eres; quererte como eres.
Mi táctica es hablarte y escucharte. Construir con palabras un puente indestructible.
Mi táctica es quedarme en tu recuerdo. No sé cómo ni por qué razón, pero quedarme en ti.
Mi táctica es ser sincera, y saber que eres tú también lo eres, y que no nos vendamos mentiras para que entre ls dos no haya telón ni abismos.
Mi estrategia es, en cambio, más profunda y más simple.
Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé cómo ni sé por qué razón, por fin me necesites.


Mario Benedetti

viernes, 17 de diciembre de 2010

¿Amor prohibido? ¿Amor imposible?

La verdad es que no sé qué es lo que realmente quieres, si alguna vez estarías conmigo, o si sólo soy yo la que lo desearía.
No tengas miedo. Yo antes lo tenía, pero tú no tienes por qué tenerlo. Porque antes yo estaba sola, pero ahora yo estaré contigo…  Porque te prometo que no te haré daño. Cómo te voy a hacer daño si por estar a tu lado daría todo…
Créeme, no es un amor prohibido; no es un amor imposible. Simplemente porque si tú quieres podemos intentarlo, y te aseguro que yo daré todo de mí y te haré sonreír cada día…
Además… ¿tú no me dijiste que querías vivir un amor prohibido? Aquí está… aquí estoy…
Imagina: querernos a escondidas, besarnos por las esquinas, camuflar nuestro amor sin miedo, correr para que no nos vean esos ojos envidiosos, sin que nadie pueda juzgarnos, y cuando sea el momento... fugarnos

No tengas miedo… Mírame, estoy aquí, a tu lado

domingo, 5 de diciembre de 2010

Diciembre ya llegó...

El otro día pasé la hoja del calendario, otra más. A veces me gustaría darle la vuelta al calendario para que este tiempo se vuelva a repetir, porque ahora sí sabría cómo actuar ante ciertas situaciones, aunque ante otras seguiría estando bloqueada.

¡Anda, mira, si es diciembre! Ni me había dado cuenta, de no ser por el frío, claro… Porque tengo todo el cuerpo congelado. Mira mi mirada, está congelada; mi sonrisa también lo está. Lo cierto es que mis palabras también están congeladas, por eso no me sale la voz.
Y últimamente tampoco me funciona la memoria, aunque a ti sí te recuerdo, pero es muy extraño, porque no te dejas ver.
Esta mañana he salido a la calle y estaba todo blanco debido a la nieve, incluso el aire. Y he cogido un poquito de esa nieve y he destapado un recuerdo de mi vida, un recuerdo triste. Y, entonces, he mirado a lo lejos y he visto que en la inmensidad seguías estando tú… aunque pronto te has difuminado con la niebla.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Un trozo de mí

No me gusta madrugar, pero sí dormir hasta tarde. Me encanta el frío, pero prefiero el calor. Me embobo con la lluvia y con su aroma a tierra mojada. Me gusta el verde, el azul y el amarillo, aunque no sé por qué, supongo que porque simbolizan esperanza, vida, ilusión, luz, posibilidad. Creo que nada es imposible y todo se puede lograr; si puedes hacer algo lo haces y si no puedes lo intentas, el “no” ya lo tienes. Odio a los cobardes y a los que se pasan de valientes. Odio a los lloricas, pero sin embargo veo a alguien llorar y se me ablanda el corazón de piedra. Normalmente estoy siempre en mi mundo. Me gusta el cambio que estoy dando, es todo tan dulce. Siempre estoy planeando todo con mucha antelación, pero no me gusta ser así. Prefiero pensar y observar, que hablar. Me gusta llevar las uñas pintadas, y también largas, pero no puedo. Me gustan las fotos “infragantis”, pero sólo tengo las que todo el mundo sale preparado y posando. Me encanta la playa a la luz de la luna. Generalmente no me da miedo nada, pero me dan pánico los bichos voladores, sobre todo los que pican. Me encantan las noches de verano, y dormir con la ventana abierta y arropada con la sábana, y además, no me queda más remedio, porque por la mañana las moscas se posan encima de mí y me hacen cosquillas. Me gusta la pasta, me gusta la pasta, ¿he dicho que me gusta la pasta? soy adicta a la pasta, y hablando de adicciones, también soy adicta al tuenti, todos los días digo que tengo que borrarlo, pero sé que soy incapaz. Me encantan los pantalones cortos. Los tacones. Salir por la noche y proponerme no volver con ellos en la mano. Me encanta Venecia, e Irlanda, y no me gusta Madrid, demasiado revoloteo. Me encanta el deporte, me tiraría al vacío desde un paracaídas. Me encanta hacerme fotos haciendo el tonto, pero luego las borro porque me dan vergüenza. Me encanta cantar en la ducha, y tirarme tres horas bajo del agua caliente hasta que se empañe el cristal entero de vapor. Me gustan los olores porque me recuerdan cosas. Me gustan las canciones porque me recuerdan cosas, y más si son de piano. Me encanta gritar llena de adrenalina cuando estoy en una montaña rusa. Lo admito, me encanta rayarme, y ponerme nostálgica. Leer privados y mensajes de hace meses y recordar. Me encantan los venazos que me dan, aunque a veces me doy vergüenza ajena. Me gusta que la gente me mire y se crea que no me doy cuenta. No me gusta el verbo olvidar, ni tampoco el verbo odiar. No odio a nadie, la mayoría de la gente me es indiferente. Me encanta liarla, aunque tenga que soportar esa vergüenza a mí misma cuando me acuerdo de todo lo que hice la noche anterior. Mi padre está obsesionado con la buena alimentación y mi madre con el estudio, pero los quiero. Mi hermano se enfada en seguida, pero me gusta cuando hablo con él y cuando vemos “perdidos” juntos. Mis amigas son lo mejor que tengo, y sé que siempre las tengo conmigo, aunque a veces yo no lo crea. Me gusta hablarte y que no me oigas, y desesperarme. Me gustan las pelis de miedo, pero a veces veo sombras por la noche. Me gusta llorar con pelis “noñas”, y soñar despierta. Digo muchas mentiras, y algunas son para autoengañarme. Tengo mucha paciencia, pero sólo con las personas. Le tengo vergüenza a muchas cosas, y miedo escénico, aunque éste lo voy superando poco a poco. No me gusta nada la monotonía, la rutina me aburre mucho, pero no me queda más remedio. Mi mejor amiga me considera tímida, valiente y especial, aunque lo último no sé por qué. Me encanta cortarme el pelo, pero quiero tenerlo largo, muy largo. No le tengo miedo al daño, pero sí al dolor. A veces me sorprendo a mí misma, ¿y tú creías conocerme?

Bea