Una vez me dijo una persona que, en esta vida, cada uno recibe lo que se merece, que detrás de cada sueño se esconde un gran sacrificio, y que todo, absolutamente todo, ocurría por alguna razón en la vida.
Yo siempre he creído esta verdad, porque Ella sólo decía palabras ciertas.
Cuando algo va mal, es muy difícil creer esto y ver lo positivo, lo que puedes aprender. Pero… sí, sorprendentemente yo siempre conseguía ver lo mejor dentro de lo peor. Me aferraba a la esperanza como se aferra un enfermo de cáncer a la vida. El problema es que esa esperanza cada vez me nublaba más la vista, dejándome completamente ciega a la realidad, a la única realidad.
Durante todo este tiempo he querido subir a lo más alto, en todos los sentidos, diciéndome a mí misma que haciendo lo imposible es como se consigue lo posible. Pero ahora me he dado cuenta de que no se puede hacer lo imposible si es imposible, que no se puede luchar contra la fuerza del destino. Y me he dado cuenta de esto porque últimamente había logrado subir a lo más alto, y cuánto más subía, más lejos estaba del suelo, por lo que más grande iba a ser la caída, porque estaba claro que me iba a acabar cayendo.
Antes, siempre que caía conseguía levantarme. Me he levantando de caídas tan grandes que ni yo misma me lo creo. Pero, claro, en aquellos casos era yo la culpable, era yo la que me había llevado a eso, indirectamente. Pero, ¿ahora? Ahora Te Prometo que yo no he tenido la culpa, y, créeme, porque yo no suelo prometer nada.
Joder, ya no sé si me estoy volviendo loca, porque ya ni sé a quién le estoy prometiendo esto.
Sólo sé que llevo razón, que por una vez llevo razón…
que las cosas no tienen por qué salir bien, que Ella no tiene por qué volver, que sus palabras no eran ciertas, y que yo estaba cegada en ellas…
porque en esta vida nadie recibe lo que se merece, porque el destino va por libre, y porque yo sólo soy una más en sus extraños juegos retorcidos.
Yo siempre he creído esta verdad, porque Ella sólo decía palabras ciertas.
Cuando algo va mal, es muy difícil creer esto y ver lo positivo, lo que puedes aprender. Pero… sí, sorprendentemente yo siempre conseguía ver lo mejor dentro de lo peor. Me aferraba a la esperanza como se aferra un enfermo de cáncer a la vida. El problema es que esa esperanza cada vez me nublaba más la vista, dejándome completamente ciega a la realidad, a la única realidad.
Durante todo este tiempo he querido subir a lo más alto, en todos los sentidos, diciéndome a mí misma que haciendo lo imposible es como se consigue lo posible. Pero ahora me he dado cuenta de que no se puede hacer lo imposible si es imposible, que no se puede luchar contra la fuerza del destino. Y me he dado cuenta de esto porque últimamente había logrado subir a lo más alto, y cuánto más subía, más lejos estaba del suelo, por lo que más grande iba a ser la caída, porque estaba claro que me iba a acabar cayendo.
Antes, siempre que caía conseguía levantarme. Me he levantando de caídas tan grandes que ni yo misma me lo creo. Pero, claro, en aquellos casos era yo la culpable, era yo la que me había llevado a eso, indirectamente. Pero, ¿ahora? Ahora Te Prometo que yo no he tenido la culpa, y, créeme, porque yo no suelo prometer nada.
Joder, ya no sé si me estoy volviendo loca, porque ya ni sé a quién le estoy prometiendo esto.
Sólo sé que llevo razón, que por una vez llevo razón…
que las cosas no tienen por qué salir bien, que Ella no tiene por qué volver, que sus palabras no eran ciertas, y que yo estaba cegada en ellas…
porque en esta vida nadie recibe lo que se merece, porque el destino va por libre, y porque yo sólo soy una más en sus extraños juegos retorcidos.