miércoles, 31 de agosto de 2011

Qué ingenua

Una vez me dijo una persona que, en esta vida, cada uno recibe lo que se merece, que detrás de cada sueño se esconde un gran sacrificio, y que todo, absolutamente todo, ocurría por alguna razón en la vida.
Yo siempre he creído esta verdad, porque Ella sólo decía palabras ciertas.
Cuando algo va mal, es muy difícil creer esto y ver lo positivo, lo que puedes aprender. Pero… sí, sorprendentemente yo siempre conseguía ver lo mejor dentro de lo peor. Me aferraba a la esperanza como se aferra un enfermo de cáncer a la vida. El problema es que esa esperanza cada vez me nublaba más la vista, dejándome completamente ciega a la realidad, a la única realidad.
Durante todo este tiempo he querido subir a lo más alto, en todos los sentidos, diciéndome a mí misma que haciendo lo imposible es como se consigue lo posible. Pero ahora me he dado cuenta de que no se puede hacer lo imposible si es imposible, que no se puede luchar contra la fuerza del destino. Y me he dado cuenta de esto porque últimamente había logrado subir a lo más alto, y cuánto más subía, más lejos estaba del suelo, por lo que más grande iba a ser la caída, porque estaba claro que me iba a acabar cayendo.
Antes, siempre que caía conseguía levantarme. Me he levantando de caídas tan grandes que ni yo misma me lo creo. Pero, claro, en aquellos casos era yo la culpable, era yo la que me había llevado a eso, indirectamente. Pero, ¿ahora? Ahora Te Prometo que yo no he tenido la culpa, y, créeme, porque yo no suelo prometer nada.
Joder, ya no sé si me estoy volviendo loca, porque ya ni sé a quién le estoy prometiendo esto.
Sólo sé que llevo razón, que por una vez llevo razón…
que las cosas no tienen por qué salir bien, que Ella no tiene por qué volver, que sus palabras no eran ciertas, y que yo estaba cegada en ellas…
porque en esta vida nadie recibe lo que se merece, porque el destino va por libre, y porque yo sólo soy una más en sus extraños juegos retorcidos.

viernes, 26 de agosto de 2011

Tal vez este mundo sea el infierno de otro

Ahora que por fin había descubierto la manera de ser feliz.......... con todo lo que me había costado....................
Por qué a mí................ dime................. maldito destino caprichoso.............. qué quieres de mí........... si ya no tengo nada......... ya te lo llevaste todo......................incluso las lágrimas que guardaba en mi interior............... ya te las llevaste............... incluso la esperanza de volver a sonreír.......................

domingo, 21 de agosto de 2011

Dime que es verdad que te quedas a bailar

Ven aquí, conmigo, que no haya nadie más... Brindemos juntas mientras tomamos ese infinito chupito de piruleta

sábado, 20 de agosto de 2011

Momentos intensos

Anoche jugamos al absurdo y estúpido juego de los hielos, de pasar el hielo con tu boca, a la boca de otra persona, mientras se va deshaciendo.
Una de las veces que tú me lo pasaste a mí, nuestros labios inferiores se rozaron por una milésima de segundo... Y fue increíble.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Tú me enseñaste a escribir, y ahora... ahora no lees mis textos

Recuerdo el primer texto que escribí. No recuerdo qué decía, pero lo que sí recuerdo es que era para Ti, Tú me lo pediste.
Recuerdo que no sabía qué poner, no me salían las palabras. Tú me decías que escribiese lo que fuera, ya que siempre se empieza con poco; decías que escribiese aunque fuera "hoy no tengo inspiración". Y es gracioso, porque ahora las palabras me salen solas, aunque puede que sea porque ahora he vivido más que hace tres años, y tengo más cosas que contar.
Me gustaría que ahora leyeses algún texto mío. Verías que mi perspectiva sobre el mundo ha cambiando mucho. Tú la has cambiado.
Había pensado en encuadernar todos mis textos para conservarlos. Si quieres, un día, te pasas por aquí y les echas un vistazo.
Perdona, quería oír cómo sonaba esta última frase al leerla. Sería mejor que nunca los leyeses, ya que la gran mayoría hablan de ti, y eso puede que te moleste, como ya te molestó hace dos años y cuatro meses: el tiempo que llevo sin verte, el tiempo que llevo escribiéndote.
Antes también te escribía, sí. Pero ahora lo hago con una gran diferencia:
te escribo para que vuelvas.

viernes, 12 de agosto de 2011

Magia es verte sonreír

Ayer, mientras te veía jugar, me puse a pensar cuántos años faltan para que llegues al instituto, esa etapa que te abrirá tanto los ojos. Me pregunto si yo estaré ahí para, cada vez que necesites una mano, levantarte cuando te caigas, o si aún querrás que yo sea esa mano.
Pase lo que pase, quiero que siempre recuerdes que yo te enseñé a caminar, mientras me apretabas muy fuerte, por las calles de Alhambra.
Recuerdo una vez en la que te solté la mano, y tú, rápidamente, fuiste a la pared a agarrarte, por miedo a caerte.
Y, ahora, siete años después, te veo correteando por la calle como una niña sin miedo, llena de vida...
Así me siento yo cuando estoy en la misma calle, sabiendo que, después de correr tanto, me vas a dar un abrazo que me va a dejar sin aire, como el abrazo que me diste el miércoles al verme por sorpresa después de tanto tiempo...

Todos los momentos contigo son siempre tan mágicos...
¿Pero sabes lo que es aún más mágico? ¿Sabes lo que realmente sí es magia?
Magia es verte sonreír...




martes, 9 de agosto de 2011

Princesse



No tengo palabras... Aunque no creo que hagan falta, sólo basta con una mirada.
Gracias... Muchas gracias por tener un hueco para mí en tu corazón

lunes, 8 de agosto de 2011

Lo extraño es que caigo por momentos

Por creer, por confiarme, por seguirte voy sin dirección. Sé que nuestro camino hoy se tuerce en dos.
Por el amor que no compartes, por el dolor al que no guardo rencor. Ahora siento que llego tarde a tu corazón.

Por callar, por no dañarte y no enseñarte de mi lo peor. ¿Por qué me dices esas cosas que me duelen…?
Nada es lo que sueles decir; yo todo te lo quiero contar. Nada me espera después, sólo soledad.
Siento que nunca te he conocido, lo extraño es que vuelvo ha caer. Me duele estar sola, me duele contigo, y perderte es perderme después.
Por tenerte, por querer quererte dejé de lado todo lo que sentía. Yo no sabia que tu ‘amor’ escondía la soledad. Y aunque grites “entre la playa, ella y yo”, desde esta orilla no escucho tu voz.
No sé quien eres, no sé quien soy, no sé quien soy…