martes, 29 de noviembre de 2011

Ojala fuera verdad eso de que la memoria olvida lo que no entiende, porque yo no entiendo porque te fuiste aquel día, y sin embargo no podré olvidarlo jamás

lunes, 28 de noviembre de 2011

Cada sueño requiere un sacrificio


Gritaré con fuerza.
Cruzaré los dedos.
Llegaré a la meta,
aunque por los pelos.
Dará recompensa;
pagará el esfuerzo.
Siempre resistiendo,
siempre resistiendo...




sábado, 26 de noviembre de 2011

Sabes que la luz se me apagó

Me arrancaste el corazón. Y hoy te pido poco a poco: miénteme y dime que vendrás.

Hoy creo aprender a tropezar y a quererme un poquito más

Cuando dte marchaste no tuve otra opción, y aún pregunto a mi corazón:
¿Dónde estabas cuando toda mi alma se partía en pedazos preguntando por ti? Cuando el frío me jaló hasta los huesos y un profundo silencio me alejaba de ti.
¿Dónde estabas cuando el sol se durmió? ¿Dónde estabas cuando toda mi alma se cayó del balcón?

¿Cuándo fue la última vez que pensaste en mí?


 
 ¿Cuándo te veré de nuevo?
Te fuiste sin despedirte, ni una sola palabra me dijiste.
¿Cuándo fue la última vez que pensaste en mí?
¿Me has olvidado completamente?
A veces pienso en qué momento lo hice mal.
Pero, cuánto más lo hago, menos entiendo.
Te di el espacio para que pudieras respirar.
Mantuve las distancias, aunque me costaba, para que pudieras ser libre.
Y aún así... tu no me recuerdas.
¿Por qué?

viernes, 25 de noviembre de 2011

Nombrarte

No el poema de tu ausencia,
sólo un dibujo, una grieta en un muro,
algo en el viento, un sabor amargo.

Alejandra Pizarnik

martes, 15 de noviembre de 2011

Nos acostumbramos a todo, pero eso no quiere decir que nos guste

El hombre se acostumbra a todo, incluso al dolor. Por eso hoy yo vivo en una constante rutina, y por eso hoy necesito un cambio de vida, porque no puedo con la monotonía, y más si es una monotonía dolorosa.

lunes, 14 de noviembre de 2011

¿Qué ha sido de Ti?

"Agosto de calor, septiembre de tormenta. ¿Por qué nadie sabía que en octubre llegaría lo peor?
Aunque peor será abril... después de un millón de años de que aparecieran aquellas manchas de marea negra.
¿Quién dijo que no perdería el control cuando iba camino de la destrucción?
Siempre fumando como una posesa, buscando vida en otros planetas.
Obsesionada con ir más allá para alcanzar la emoción perfecta.
Aún puedo ver a cámara lenta aquellos días de marea negra.
Hoy vuelve a soplar ese viento del mar que nubla la mente y la vista".

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Un ser tan pequeño en un universo tan grande

Ahí está la luna, deslumbrante, elevada, albina, contrastando con el cielo oscuro y negro de la noche, desprendiendo una aureola de color anaranjado de contorno, y de tono blanquecino y transparente conforme va llegando a su núcleo.
Ahí está, rodeada de nubes que la acompañan a iluminar esta pequeña parte del planeta que mi ventana me deja ver.
Ahí está, tan perfecta.
Parece estar siguiendo a una pequeña luz que brilla a su lado, que tal vez podría ser un avión. Pero sólo tal vez, pues también adopta forma de estrella.
No importa que haya cientos de nubes, pues todos estos frágiles elementos forman un resplandor fugaz tan bello que hace ver lo magnífico que es el universo.
Tan impresionante.

Y yo, lejos de lo extraordinario, me pregunto: ¿Qué tan pequeña soy, que, ni tan siquiera, soy capaz de iluminar mi pequeño corazón cuando está totalmente colmado de sombras?

martes, 8 de noviembre de 2011

"Se me figura, a veces, que hay algo en todo esto que me hace olvidar, por un momento, al menos, más altas aspiraciones"

"Al entrar, ella y yo nos damos la mano, y, al dárnosla, me hechiza. Todo mi ser se muda. Penetra hasta mi corazón un fuego devorante y ya no pienso más que en ella. Tal vez soy yo mismo quien provoca las miradas si tardan en llegar.
La miro con insano ahínco, por un estímulo irresistible y a cada instante creo descubrir en ella nuevas perfecciones: los hoyuelos de sus mejillas cuando sonríe, la blancura sonrosada de su tez, la forma recta de su nariz, la pequeñez de su oreja, la suavidad de sus contornos, y su admirable modelado de la garganta.
[...] Caigo en el poder de su encanto; veo claramente que estoy dominado por una maga cuya fascinación es ineluctable. [...]
Exictado de esta suerte, no sé cómo juego al tresillo, ni hablo, ni discurro con juicio, porque estoy todo en ella.
Cada vez que se encuentran nuestras miradas, se lanzan en ellas almas, y en los rays que se curzan se me figura que se unen y se compenetran. Allí se descubren mil inefables misterios de amor; allí se comunican sentimientos que por otro medio llegarían a saberse".

Juan Valera, Pepita Jiménez

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sois increíbles. Jamás me cansaré de gritarlo

Sí, lo reconozco, desde hace días estaba triste, desanimada, sin ilusión, sin entusiasmo. No había nada dentro de mí, nada bueno. No tenía ánimo para celebrar nada, aunque tampoco encontraba motivo para celebrar mi cumpleaños.
Por suerte o por destino, encontré el motivo a tiempo. Ese motivo fuisteis vosotros.

En verdad este año ha pasado demasiado rápido, pero me acuerdo de todo con exactitud.
El año pasado, justamente por estas fechas, el día de mis 16 cumpleaños, me sentí realmente sola. Tal vez porque aquí todo para mí era desconocido, y no sabía ya ni dónde estaba mi lugar, si allí, ahí, o aquí; me encontré muy perdida.
En ese momento pensé que todos mis cumpleaños restantes iban a ser así, porque eso era lo que caracterizaba al paso del tiempo, que, cada vez, los pequeños buenos detalles iban a ir siendo menos.
Pero este año... ¡este año!... Ni las palabras más bellas podrían definir cómo me habéis hecho sentir este cumpleaños, cómo me habéis hecho sentir durante todo este tiempo.
Son tantos y tan buenos los momentos que he pasado a vuestro lado, que sería injusto nombrar sólo unos pocos, por eso no voy a decir ninguno, pues vosotros los sabéis bien, y yo, aunque tenga escasa memoria, de todos esos momentos me acuerdo perfectamente. Y, cada vez que los recuerdo, me siento la persona más afortunada de esta vida.

Hoy tengo que deciros: ¡Felicidades! Sí, a vosotros. Felicidades, porque habéis conseguido, durante todo este tiempo, que recuerde más la última vez que reí que la última vez que lloré. Habéis conseguido que quiera seguir luchando, que no quiera rendirme. Y habéis conseguido que me sienta como nunca antes me había sentido: verdaderamente importante y especial. Como me sentí cuando esas cinco grandes piezas me regalaron aquel colgante. Ahí pudisteis comprobar que todo lo que digo es cierto, porque lágrimas de emoción y de felicidad no engañan.
Ahora sí puedo darle la razón a aquellos que dicen que deberíamos pensar en la gente que nos quiere, y no en la que nunca nos quiso. Porque ahora sé que, aunque la vida no siempre es buena, sí es más fácil a vuestro lado.
Porque ahora sé que os voy a querer Siempre.

 
Una última cosa: quiero dar las gracias al destino. ¿Por qué? Por haber juntado nuestros caminos. 

 

martes, 1 de noviembre de 2011

Odio que me odies

Te odio. Te odio.  ¡TE ODIO!

El odio se empieza a sentir cuando previamente has sentido amor, mucho amor. Por eso cuando decimos 'te odio' es porque anteriormente dijimos 'te quiero'.
Te odio, porque te quise. Y mucho.
Cuando ese amor se convierte en odio, te empiezas a odiar a ti misma también, porque te das cuenta de que odias a la persona que formó parte de ti, que siempre formará parte de ti. Y te das cuenta de que todos los sentimientos tan bonitos se convirtieron un día en los más horrorosos, y te da miedo recordar todo. Y, entonces, ¿qué queda? ¿qué te queda si lo único que recuerdas de estar a su lado ahora no es más que odio?

Lo siento. Soy débil. He vuelto a caer. A caer en la trampa, que no es lo mismo que caer al vacío. A caer en tu trampa. Esa trampa que pusiste hace ya unos años. ¿Para qué? Tal vez para conseguir lo que hoy has conseguido: que te odie, aunque ello signifique que me odie a mí también. Te da igual mi abatimiento, siempre te ha dado igual. Mentías tan bien. Y si todo lo que hacías por mí no era mentira, entonces, todo lo que yo hice por ti no valió la pena. Porque tú no viste que estaba destrozada, sólo viste mi error. Y ahí me empezaste a odiar Tú a mí.
Y creo que esto es lo que más odio. Pensar que empezaste a odiarme por mi culpa. Lo que tú no sabes es que, tú jamás me perdonaste aquel error, pero yo tampoco me lo perdoné jamás. Y, si no crees esto, pregúntale a mi cuerpo, él lo sabe bien.

¿Pero sabes lo que odio aún más?
Que no puedo odiarte, por mucho daño que me hayas hecho. Porque, si me has dolido tanto, significa que te he querido mucho, muchísimo. Y si te he querido tanto, significa que siempre te querré, por mucho que tú a mí no.

¿Por qué siempre que te digo "adiós" el corazón me dice "inténtalo otra vez"....?